Los vinos producidos en las tierras de Soria, Teruel y Segovia cuentan con una excelente calidad
El término España vaciada hace referencia a la España olvidada, a aquellos rincones de tierra con una densidad de población muy baja y, demasiado a menudo, olvidados en cuanto a infraestructuras y comunicaciones.
A la cabeza de las provincias con menor número de habitantes se sitúan Soria, Teruel y Segovia, en los tres casos la densidad de población es inferior a los 30 habitantes por kilómetro cuadrado.
Así que, a modo reivindicativo, Vinissimus, se ha propuesto ensalzar el trabajo de las pocas bodegas que elaboran vinos en estos injustamente desdeñados lugares de la España vaciada.
Dominio de Atauta
Empezaremos por Soria y, más concretamente por la localidad de Atauta, donde Emma y Miguel Ángel Sánchez, propietarios de Dominio de Atauta, decidieron inaugurar en 2004 la bodega Atalayas de Golbán, con el firme propósito de revolucionar el estilo de vinos clásicos imperante hasta entonces en la zona.
Sus vinos han conseguido destacar en esta apartada esquina de la DO Ribera del Duero por el enorme placer que ofrecen a precios muy comedidos y han causado gran sorpresa entre grandes críticos como Parker o Peñín.
La Celestina 2017 es un ejemplo perfecto de frescura y elegancia, de magnífico equilibrio entre el frescor de la fruta roja y la estructura de unos buenos taninos.
Teruel
Teruel existe, por supuesto, como bien saben Jaume Roca y los suyos. Este catalán nacido en La Figuera, comarca del Priorat, tras consolidar su proyecto en la DO Montsant (Ficaria Vins), encontró unos viñedos extraordinarios a poco más de hora y media de su casa, concretamente en la zona de Matarranya, en Teruel.
Su valentía y determinación lo llevaron a empezar a trabajar esas viejas cepas que, pese a su escaso rendimiento, pronto empezaron a producir uvas de la más excelsa calidad.
El pequeño pueblo de Arenys de Lledó ha visto cómo sus plantas de garnachas y macabeo se convertían en los nuevos vinos de Ficaria, auténticas maravillas como Les Valls Blanco 2018, un monovarietal de garnacha blanca de buena acidez y aromas de fruta de hueso, con volumen y ciertos toques licorosos y balsámicos.
Segovia
Por último Segovia, provincia en la que sucede algo parecido a lo que acontece en la DO Ribera del Duero con Soria.
La fama de la DO Rueda se cimienta en las bodegas de mayor renombre, en buen número situadas en las inmediaciones de Rueda y La Seca.
No obstante, Soria cuentan también con bodegas capaces de producir vinos de calidad excelsa y, con frecuencia, de carácter menos comercial, más austero y mineral que los del resto de la denominación.
Soria
Shaya y Ossian (fuera de la DO) son ya referentes ineludibles para cualquier amante del verdejo más auténtico, pero si buscamos la mejor relación entre precio y placer, probablemente la mejor elección sea Viñedos de Nieva.
Una bodega responsable de enormes vinos como el Blanco Nieva Pie Franco 2019, un blanco puro y nítido, que exhibe todo el carácter original de la uva verdejo, un vino que huele a hierba y a cítricos, a tierra y a piedras.
Sea cual sea la zona, no hay duda de que en la denominada España vaciada tratan con gran profesionalidad sus tierras, y como prueba de ello son los excelentes vinos que se obtienen en cada uno de estos lugares.
El Mundo Ecológico / Vinissimus