El gasto de la industria española en medidas de protección ambiental no ha parado de crecer en los últimos años. Lo ha hecho a la par de legislaciones cada vez más severas
El concepto de cómo deben ser los procesos industriales ha sufrido un cambio radical en los últimos años. El sector, en el punto de mira por su impacto medioambiental, ha empezado a adoptar políticas de responsabilidad social encaminadas, en parte, a reducir el impacto que su actividad general en el entorno.
Pero el beneficio no es solo general. La puesta en marcha de medidas cuyo objetivo primordial es la sostenibilidad de los procesos industriales está demostrando ser una inversión rentable. Con esas medidas, la industria está consiguiendo mejorar la eficiencia, rebajar los costes de producción y elevar competitividad.
A ello ayuda el fuerte desarrollo de todo lo relacionado con I+D+I. Equipamientos como sensores para el análisis de agua, medidores de presión o temperatura o caudalímetros de agua son cada vez más precisos y proporcionan un mayor control y ahorro de recursos. Y a ello se une la implantación cada vez mayor de sistemas relacionados con la robótica y la automatización de procesos.
El gasto de la industria en medidas para la sostenibilidad
Los datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su última encuesta de gasto de la industria en protección ambiental son alentadores. Las estadísticas indican que en 2019 el sector industrial español destinó 2.792 millones de euros a la protección medioambiental, es decir, un 6,3% más que el año anterior.
Estos datos avalan los resultados de las políticas de responsabilidad social puestas en marcha por la industria para reducir el impacto de sus procesos productivos. Por ámbitos concretos, la gestión de residuos supuso el 38,8% de ese gasto en protección medioambiental. Detrás se sitúan la protección del aire y el clima (el 26,1%) y la gestión de aguas residuales (el 23,7%).
Por sectores, fueron el de alimentación, bebidas y tabaco; química y farmacéutica; así como metalurgia y fabricación de productos metálicos, los que más invirtieron en ese camino hacia la sostenibilidad, más de un 52% del total.
La automatización de los procesos industriales
Más allá de lo que representa el control del impacto directo de los procesos industriales en el entorno, hay otros dos aspectos importantes: el ahorro energético y la optimización de recursos. Es ahí donde entra en juego la automatización y donde se vislumbra una industria 5.0, esa que se centra en la interacción entre humanos y máquinas y en la sostenibilidad.
El objetivo no es otro que conseguir una gestión cada vez más inteligente de los procesos. La robotización y el empleo de programas y herramientas cada vez más sofisticados y precisos es esencial. Según el Informe Mundial de Robótica 2020 de la Federación Internacional de Robótica (IFR), hay más de 2,7 millones de robots industriales operando en fábricas de todo el mundo. Pero en un futuro cercano esa cifra podría doblarse.
En Europa, el país más robotizado en lo que a industria se refiere es Alemania, con 346 robots por cada 10.000 trabajadores. España aún está lejos de esa cifra, con 191 robots. Es decir, aún hay mucho en lo que avanzar, aunque gracias a esos criterios de responsabilidad social se va avanzando poco a poco.
Lo que es evidente es que, gracias a esas políticas cada vez más arraigadas en la industria, a unas legislaciones muy rigurosas y a una opinión pública con un grado de concienciación muy elevado, la senda hacia la sostenibilidad se ha convertido en prioritaria.
El Mundo Ecológico