El 15 de agosto inicia el periodo momento en que se autoriza la caza de determinadas especies de aves que presentan un alarmante declive
Como cada año, aproximadamente a mediados de agosto, se inicia el periodo de caza de la media veda en España. Durante aproximadamente un mes las autoridades competentes de las diferentes comunidades autónomas autorizan a cazar algunas especies cinegéticas, especialmente aves. Son 16 las especies cuya caza se permite en las diferentes comunidades autónomas, 13 aves y 3 mamíferos.
Se trata casi siempre de especies migratorias, que después de venir a nuestro país para criar, están a punto de emigrar a sus zonas de invernada. Dependiendo de la climatología y de las zonas donde se hayan reproducido, algunas de estas aves habrán finalizado su periodo de cría o estarán a punto de hacerlo. A estas aves reproductoras se unen las que no se han reproducido, las aves que llegan de otras latitudes para posteriormente proseguir su viaje migratorio y los ejemplares jóvenes que nacieron este año en la península Ibérica. Entre las especies más cazadas en esta época están las codornices comunes, tórtolas europeas y varias especies de palomas.
Alarmante situación actual
“Otro año más se autoriza esta práctica en una época delicada para estas especies, que además sufren una grave pérdida de hábitats y un declive alarmante. Y no sólo eso, ya que otras especies de reproducción tardía y que no son consideradas cinegéticas, pueden verse afectadas por las molestias de estas prácticas durante su época reproductora. Además en años especialmente secos como este o con una climatología adversa, las especies son más vulnerables, especialmente si tenemos en cuenta que el cereal se ha recogido antes y quedan menos lugares donde criar o refugiarse”, asegura el responsable del Programa de Conservación de Especies Amenazadas de SEO/BirdLife, Nicolás López.
Por otra parte, desde la década de los 90 la superficie agraria en España ha disminuido principalmente a causa del descenso de la superficie dedicada a los cereales de secano. Sin embargo, se ha producido un aumento de la superficie de cultivos leñosos en regadío, de los pastizales y de la superficie forestal, transformando los hábitats agrarios de los que dependen estas especies para criar, alimentarse y refugiarse.
Además de enfrentarse a una climatología adversa, y de sufrir una notable pérdida de hábitats, determinadas prácticas agrícolas intensivas están eliminando los insectos y semillas de los que se alimentan estas aves.
Otra de las causas que provoca un estado de conservación desfavorable para estas especies es la excesiva presión cinegética que soportan sus poblaciones, especialmente durante el periodo de caza de la media veda que se inicia durante la segunda quincena de agosto y que coincide con el final de la época reproductora de ambas especies.
Durante la temporada cinegética, y especialmente en la media veda, se pueden llegar a abatir cada temporada más individuos que los que las poblaciones naturales son capaces de producir en sus nidadas, sobre todo en el caso de la tórtola europea, en la que además, la estación reproductora comienza en el mes de abril y se prolonga hasta finales del mes de agosto, cuando aún pueden encontrarse nidos ocupados.
Durante la época estival se están cazando en algunas zonas ejemplares jóvenes inexpertos que apenas acaban de aprender a volar y de emanciparse de los padres, adultos que todavía están criando y que por lo tanto no podrán terminar de hacerlos (las crías dependientes de ellos también morirán), y ejemplares que están en pleno periodo de migración en su paso desde otras zonas de Europa hacia África y que atraviesan la península durante su recorrido.
Declive de las poblaciones y aumento de las capturas
De acuerdo con los datos estadísticos sobre el número de capturas ofrecidos por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) (gráfico 1), la tendencia general es de un aumento anual de las capturas de tórtola europea y de codorniz desde 2005 a 2014. Mientras que según los datos poblacionales obtenidos del programa SACRE 2016 de SEO/BirdLife, en el caso de la codorniz (gráfico 2), durante el periodo de 1998-2016, sus poblaciones han sufrido un grave declive de más del 66% a nivel nacional, y para el mismo periodo, la tórtola europea (gráfico 3) sufrió también un declive de casi el 30% de su población.
“Aunque los datos de ejemplares abatidos son alarmantes teniendo en cuenta el delicado estado demográfico de las poblaciones silvestres, es más preocupante el hecho de que las administraciones autonómicas en sus órdenes anuales de vedas sigan permitiendo la caza de estas especies a pesar de reconocer el delicado estado de conservación de estas aves y su declive”, reconoce López.
En el caso de la tórtola europea, cuyo grave estado de conservación ha llevado al Comité Científico del MAPAMA a emitir un Dictamen para su inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de Vulnerable, tal y como ya solicitó SEO/BirdLife en 2015, la situación en extremadamente grave, ya que tanto el ministerio como las comunidades autónomas han hecho caso omiso de los datos científicos y del citado dictamen.
Un año más, a excepción de Asturias y Cantabria, las comunidades autónomas han vuelto a autorizar la caza de esta especie. Resulta doblemente grave y paradigmático la falta de responsabilidad con respecto a la conservación de esta especie el caso de Canarias, donde a pesar de que el Consejo Regional aprobó una moratoria para la especie en todas las islas, el Consejo insular de la Palma llevó una propuesta para que la especie se cazara este año en esa isla.
Y todo ello a pesar de contar con los informes negativos de los propios técnicos del Cabildo, que desaconsejaban rotundamente la caza de la especie en todas las islas. A este respecto SEO/BirdLife ha remitido los informes correspondientes al Consejo Regional de la Palma para que recapacite y no autorice la caza de esta especie esta temporada.
El estado a nivel nacional de otras especies cuya caza se permite durante la media veda tampoco es mucho mejor, ya que por ejemplo, de acuerdo con los datos del programa SACRE 1998-2016: la grajilla presenta un declive de más del 50%, al ánade real o azulón un declive de más del 30%, la corneja negra de más del 10% y la urraca de algo más del 1% tras recuperarse ligeramente de una declive del 15%. El declive de estas especies es mucho más grave analizando los datos por regiones en la que estas especies están desapareciendo debido a que han sufrido una persecución continua a lo largo de generaciones.
Además, en cumplimiento de la Directiva de Aves y de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, SEO/BirdLife recuerda que no se debería autorizar el aprovechamiento cinegético de estas especies por presentar un estado de conservación desfavorable; y recuerda que ya en el año 2011, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha dictó una Sentencia prohibiendo media veda en la región (Sentencia 00041/2011 del TSJ de Castilla-La Mancha), debido precisamente a que se autorizó la caza de especies cuyas poblaciones presentaban un deficiente estado de conservación.
Qué se puede hacer para mejorar el estado de las poblaciones de estas especies
Con el objetivo de recuperar sus poblaciones, las administraciones autonómicas y central deberían reducir la presión cinegética sobre las especies en situación desfavorable y prohibir la caza de especies como la tórtola o la codorniz. Además, y en paralelo, SEO/BirdLife proponelas siguientes medidas.
• Mejorar la gestión de los ecosistemas agrarios: respetar setos y mosaicos, limitar el uso de herbicidas e insecticidas, crear bandas perimetrales sin tratamiento y, tener en cuenta en la reforma de la PAC, que las actividades humanas deben compatibilizarse con la conservación del patrimonio biológico.
• Establecer moratorias temporales o prohibiciones especiales por razones de orden biológico, para la caza de estas especies, al mismo tiempo que se aplican medidas de gestión y mejora del hábitat.
• En caso de no aprobar moratorias, retrasar en las fechas de la media veda y reducir el periodo de caza, con cupos más restringidos, limitando la caza en años muy secos – especialmente de la codorniz– por ser años de baja productividad y elevada depredación.
• Seguimiento de las poblaciones, tanto a nivel nacional y autonómico, como en coordinación con otros países, mediante censos y estudios de productividad y éxito reproductor.
• Seguimiento del volumen anual de capturas y estudio de la incidencia de la caza (fechas, cupos, etc.) en estas especies.
El Mundo Ecológico / SEO