El buitre negro que desapareció de los Pirineos durante la segunda mitad del siglo XIX vuelve a consolidarse tras 200 años
Gracias a distintas iniciativas públicas y privadas llevadas a cabo en estos años, la colonia de buitre negro vuelve a estar presente en el Pirineo. Así lo avalan las últimas cifras aportadas por Trenca (entidad dedicada a la conservación) en el marco del proyecto de preservación de la especie en el que colabora de Endesa.
El pasado año 2022 se contabilizaron en la Reserva Nacional de Caza de Boumort (en el Pallars Jussà, prepirineo catalán, núcleo central de la población reintroducida) 65 individuos de buitre negro. Asimismo, se formaron 18 parejas y nacieron 11 pollos, de los cuales, 9 llegaron a volar.
Entre ellos, a 4 se les instaló un dispositivo GPS para conocer con mayor detalle sus movimientos. El proyecto de radioseguimiento es un proyecto conjunto en el que intervienen la Generalitat de Catalunya, Gobierno de Aragón, SARGA, RNC de Boumort, Cuerpo de Agentes Rurales, UAB, entre otros.
Las cifras observadas en 2022 mantienen la tendencia de los últimos años por lo que bien puede hablarse de consolidación de la colonia. No obstante, el reto sigue siendo grande: aumentar la población y extenderla a nuevos territorios.
El buitre negro en el libro rojo
España alberga el 86% del total de la población europea de buitre negro (entre Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla León, Andalucía, Madrid y Cataluña). La especie está catalogada como Vulnerable tanto en el Libro rojo de las aves de España como en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
En Cataluña el buitre negro se considera una especie de fauna silvestre autóctona protegida a través del Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, y el Catálogo de fauna amenazada de Cataluña (pendiente de aprobación) considera la especie en peligro de extinción.
Hasta la fecha, se han logrado algunos de los objetivos del proyecto de reintroducción. Por un lado, se ha recuperado el macizo prepirenaico como territorio de cría para una especie clave para el funcionamiento de los ecosistemas.
No hay que olvidar que, a pesar de la inmerecida mala fama que las acompaña, las aves necrófagas desempeñan un papel primordial en el funcionamiento de las cadenas tróficas mediante la eliminación de cadáveres en el campo. Son los sanitarios del monte, de ahí su valor. Además, contribuyen a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La Reserva Nacional de Caza de Boumort
Este es el centro neurálgico de la reintroducción de la especie en el Pirineo. De los 65 individuos observados este año, 23 han sido reintroducidos, 28 han nacido a la colonia y los otros son de origen exógeno (7 ibéricos y 3 franceses). El porcentaje de individuos nacidos en Boumort aumenta, mientras que el porcentaje de individuos reintroducidos disminuye.
Así, Boumort se convierte en un puente ecológico entre poblaciones, aparte de recuperar un territorio de cría histórico para el buitre negro, garantiza la conectividad y el intercambio genético entre poblaciones y reduce su riesgo de extinción. Ello denota la buena marcha del proyecto.
El Mundo Ecológico / Endesa