Una expedición de Greenpeace estudia colonias remotas de esta especie en la Antártida para investigar el impacto de la crisis climática
El pasado 20 de enero se celebró el Día Mundial de la Concienciación sobre los Pingüinos, fecha en la que Greenpeace quiso resaltar el trabajo de un grupo de científicos que está investigando los impactos de la crisis climática en las poblaciones de pingüinos antárticos.
El barco de Greenpeace, Arctic Sunrise, ha llegado a la península Antártica para llevar a cabo una investigación pionera en colonias remotas de pingüinos, muchas de las cuales nunca antes han sido investigadas.
A bordo se encuentra un equipo de científicos de la Universidad Stony Brook de Nueva York, que evaluará los impactos de una Antártida que está sufriendo rápidas alteraciones y que afectan a esta importante especie centinela.
Especie centinela
Es importante resaltar que una especie centinela es un ser vivo que, como los tiburones, moluscos bivalvos, abejas melíferas o los pingüinos, al estar más expuestos al medio son capaces de acumular, por ejemplo, más contaminantes en sus tejidos o pueden ser utilizados para detectar riesgos para los seres humanos al proporcionar alerta anticipada de un peligro como son los impactos del cambio climático.
Las poblaciones de pingüinos están siendo gravemente afectadas por la rapidez del impacto del cambio climático en la Antártida. La última expedición de Greenpeace a la Antártida descubrió que las colonias de pingüinos barbijo en la isla Elefante se habían desplomado, y algunas de ellas habían disminuído en el número de individuos hasta en un 77% en los últimos 50 años.
“Los pingüinos son una de las especies icónicas de nuestro planeta, pero están siendo muy afectados por la crisis climática y de biodiversidad. Regresamos al mar para investigar cómo la emergencia climática y otras presiones, como la pesca industrial, están afectando a los pingüinos en la península Antártica y en el mar de Weddell”, ha declarado Louisa Casson, responsable de la campaña a bordo del Arctic Sunrise.
Sin ningún avance en la protección de las aguas
«Desde el año 2016, año en que se declaró el mar de Ross como área marina protegida en la Antártida, no se ha avanzado en la protección de sus aguas. A pesar de los rápidos cambios que está sufriendo este paraíso, los gobiernos se están moviendo a un ritmo glacial. La Comisión del Océano Antártico no cumple con sus promesas» incide Pilar Marcos, responsable de Océanos de Greenpeace España.
La responsable añade que «los gobiernos deben crear nuevos santuarios oceánicos en la Antártida y acordar un Tratado Global de los Océanos histórico, en Naciones Unidas» .
Los gobiernos del mundo se reunirán en la ONU en marzo de 2022 para acordar un nuevo Tratado Global de los Océanos. Esto revisará el sistema parcheado de gobernanza global de los océanos que ha permitido la expansión de actividades dañinas y ha visto disminuir la biodiversidad a un ritmo alarmante. También sería un paso vital para proteger al menos el 30% de los océanos del mundo para 2030.
El Mundo Ecológico / Greenpeace