La fundación Feniss busca garantizar que los productos no tengan una vida más corta
La lavadora de hace 20 años duraba más tiempo, tenía más vida útil que una comprada hace un año. ¿Es esto real o una leyenda urbana? ¿Puede esto ocurrir en nuestra sociedad de consumo? Si pensabas que la obsolescencia programada era algo inventado o parte de un pasado no controlado por la ley estás equivocado.
Si todo esto fuera una invención, no tendría sentido que se creara una fundación que premiara a aquellas empresas que demuestren que sus productos no tienen una vida útil programada. Ése es el principal cometido de la Fundación Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada, Feniss, que promueve una cultura del consumo y de la producción sostenible en las empresas. El comprar, usar y tirar tiene su impacto ambiental que proviene de una falta de información, en su vertiente social, espoleada por el consumismo, por tener lo último y por una cultura de no reparar, sino de remplazar alegremente.
Según el presidente de la fundación, Benito Muros, la mayoría de los productos que pueden tener este tipo de taras son los equipos electrónicos y los electrodomésticos. Para que los consumidores puedan identificar qué productos son de fiar, Feniss pretende dotarles de un sello (ISSOP) que garantice que estén libres de obsolescencia programada y para ello está en conversaciones con las empresas que quieran adherirse. La fundación, prácticamente recién creada, también está incentivando la investigación y el desarrollo con un premio de innovación a la propuesta que tenga como objetivo la solución sostenible de una innovación tecnológica, de gestión, social o ambiental.
Entrevista en Cadena SER
Para tener más detalles sobre este tema hemos entrevistado al presidente de la fundación Feniss en el programa Hoy por Hoy de SER Madrid Norte y SER Madrid Sur con Nacho López Llandres y Antonio Quilis Sanz.
El Mundo Ecológico