El 11 de marzo de 2013 entró en vigor definitivamente la ley que prohíbe en la Unión Europea la importación y venta de productos e ingredientes cosméticos experimentados en animales.
Los ensayos de cosméticos (incluye productos de aseo como jabón, pasta de dientes…) en animales han desaparecido de nuestras fronteras. Mi primera duda es ¿cómo se testan ahora estos productos? ¿o llegan a nuestra piel sin experimentar?
Hillary Jones, de Lush (firma cosmética en contra del testado en animales creadora del premio Lush Prize para ayudar a las organizaciones que trabajan para reemplazar estas prácticas por otros métodos científicamente válidos), me ayuda a resolver ésta y algunas otras dudas.
«Se utilizan ingredientes tradicionales que han sido seguros durante muchos años y testamos el producto final en gente voluntaria que, después de utilizarlo, rellenan un cuestionario muy detallado sobre su experiencia. Sus respuestas pasan a un tribunal de científicos y médicos especializados, que son los que deciden si el producto sale al mercado. Pensamos que esta forma es mejor que testarlos en animales. Así cuando el producto sale al mercado sabemos que reaccionan bien en las personas, no sólo en ratones o conejos».
Cientos de animales (normalmente ratas y ratones, pero a veces se utilizan otras especies) son alimentados a la fuerza con dosis del producto o ingredientes que se van incrementando hasta que el 50% de los animales mueren, a menudo de forma lenta, dolorosa y angustiante a medida que el producto les va envenenando poco a poco, dado que no se permite ni intervención médica, ni analgésicos (afectaría a los resultados de la prueba)”.
“Para los test de irritación de la piel se afeitan áreas de su cuerpo donde se aplica el producto cosmético o ingrediente y se cubre con un vendaje. Los animales a menudo sufren úlceras, inflamaciones y muchas molestias. La irritación de los ojos se prueba dejando caer el cosmético o ingrediente en los ojos normalmente de conejos, ya que los tienen grandes, más fáciles de examinar, y un solo conducto lacrimal, que permite que no eliminen la sustancia de ensayo fácilmente. Además, les inmovilizan las patas para que no puedan frotarse los ojos tratando de eliminar la sustancia.»
Demasiado explícito quizá para seres humanos que pueden ser heridos en su sensibilidad, pero a veces no nos detenemos a pensar en la repercusión de usar un producto u otro, sólo nos fijamos en su apariencia, precio, aroma, efectividad… Beneficios que casi siempre pueden conseguirse con cosméticos no testados en animales.
Dos productos 100% solidarios de Lush
A la izquierda: Exfoliante Arena que representa la arena bañada en sangre de las plazas de toros. Fabricado a base de azúcar de comercio justo y aceites esenciales, elimina eficazmente las células muertas y tonifica la pie. Cada céntimo recaudado de este producto (excepto el IVA), se destinará a Anima Naturalis, asociación que defiende desde la profesionalidad y la responsabilidad, los intereses de los animales para que sean tratados con justicia, compasión y respeto. 2,50 €.
A la derecha: Charity Pot, hidratante con olor a chocolate fabricada con manteca de cacao de comercio justo y aceite de almendras. Cada céntimo de su precio (excepto el IVA) será donado a CACMA, asociación Malagueña que desde su creación en el año 2007, ha estado luchando por eliminar las corridas de toros y cualquier tipo de maltrato animal en Andalucía. 9,50€ (100gr), 18,95 € (225gr).
Ambos productos de venta exclusivamente en mayo y junio
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