Imaginen ustedes a alguno de nuestros mandatarios, Rajoy o Zapatero, dirigiéndose a la nación y, con un discurso bien estructurado, didáctico y exponiendo casos concretos y fundamentados, alertan de una grave amenaza que se cierne sobre su país y sobre el Planeta entero.
Seguro que se lo imaginan, sí. Proyecten la imagen de un presidente de un gobierno llamando a la responsabilidad colectiva para afrontar una grave calamidad. Seguro que se lo imaginan, sí. Habla un presidente de una nación relatando un problema que afecta a toda la población, que le puede tocar a cualquiera en cualquier momento y lugar. Seguro que se lo imaginan, sí. Pero si no se tratara de una declaración de urgencia acerca del terrorismo, del paro, de la violencia de género… ¿sobre qué otro tema podría versar tal declaración?
¿Imaginan a alguno de estos dos líderes nacionales hablando largamente a su país a través de los medios de comunicación sobre la amenaza que supone para los ciudadanos el cambio climático? No, seguro que no se lo imaginaban. Esto es lo que hizo Barack Obama el pasado 25 de junio con el anuncio de su ambicioso plan para bajar, de nuevo, las emisiones de carbono. Me quedo en el gesto, impensable en otros países, de lo importante que es comunicar algo, el impulso de dirigirse a la nación para plantear una mirada al futuro invocando los datos de que el cambio climático está ahí y alertando de que la acción del hombre es fundamente en él.
Llaman la atención los datos que se manejan en la declaración, los hechos fehacientes de que de los últimos 15 años, 12 han sido los más calurosos de la historia, la alarmante disminución del hielo en el Ártico o que “el nivel del mar, en Nueva York, en el puerto de Nueva York, es ahora un pie (30,48 centímetros) más alto que hace un siglo”.
Obama afirma en su declaración que los datos de la ciencia “acumulados y revisados en las últimas décadas, nos dicen que nuestro planeta está cambiando y tendrá un profundo impacto en toda la humanidad”. Es significativo oír al presidente de una de las naciones más poderosas decir que el “97% de los científicos, entre ellos, por cierto, algunos que inicialmente cuestionaron los datos, reconozcan que el planeta se está calentando y la actividad humana está contribuyendo a ello”.
El convencimiento de Estados Unidos en mostrar que la riqueza basada en un futuro más verde y sostenible se apoyará en bajar aún más las emisiones, en las renovables, en la movilidad sostenible y en crear puestos de trabajo es envidiable. Un gran contraste con el camino inverso que se está realizando aquí. Obama habló a los ciudadanos, a los empresarios, mencionando directamente incluso a gigantes como GM, Nike y Waltmart. Por cierto, el presidente de Walmart, Mike Duke, apoyó la declaración de Obama con otro comunicado posterior.
Frenar el cambio climático, desde la economía, desde la acción política, ése fue el gran mensaje de Obama. Dentro de este discurso hay otras lecturas que no debemos olvidar. El coste económico y en vidas de los desastres naturales va a ir aumentando de una manera brutal y repercutirán indudablemente en el bolsillo de los contribuyentes. Otro recado claro es que el ser más “verde” tiene un coste, y que producir de una manera más limpia será más caro y que esos cuantías deben ser iguales para todos e imputados por igual en la producción en los países desarrollados, en vías de desarrollo o en el tercer mundo. Es una cuestión global.
Sí, es razonable que los presidentes hablen a sus empresarios y a sus ciudadanos de tú a tú a través de los medios, dando directamente sus mensajes a la nación. El valor que significa que un máximo dirigente transmita su pensamiento semanalmente a sus conciudadanos es ya una diferencia abismal con lo que tenemos en nuestra casa. Comunica con una estrategia muy clara, apoyándose en el discurso en radio y televisión y en la imagen. Y sí, también en gráficos que llegan a tu correo a través de un boletín al que te has apuntado a través de la web de la Casa Blanca. Increíble, ¿no? Parece normal que se haga así… pero aquí no lo hacemos.
Me pregunto: ¿qué es lo que tiene que ocurrir para que nuestro presidente se plante delante de un micro o detrás de una cámara y nos hable directamente a todos los ciudadanos única y exclusivamente del cambio climático durante unos cuantos minutos? ¿Y para que nos plantee una estrategia clara e irreversible, un plan serio para bajar las emisiones de carbono? Ni Zapatero lo hizo, ni Rajoy lo hará. Y si alguno lo hace, invito a unas cañas, ecológicas, al primer “presi” que lo haga.
Antonio Quilis Sanz
Director de El Mundo Ecológico