La mejora de los tendidos eléctricos reduce un 80 por ciento la mortalidad de aves según el estudio presentado por el CSIC y apoyado por Endesa
La coexistencia entre tendidos eléctricos y aves es posible. Es la principal conclusión a la que se ha llegado, tras analizar 10 millones de metros cuadrados, en la obra ‘Aves y tendidos eléctricos, del conflicto a la solución’, promovida y financiada por Endesa, y escrita por Miguel Ferrer.
La obra recoge los resultados más relevantes de un amplio trabajo de investigación del CSIC sobre la mortalidad de aves en líneas eléctricas desde 1974 hasta la actualidad. En esta obra se publican, igualmente, los efectos de la protección de tendidos eléctricos en la supervivencia de las aves, con especial referencia a los datos obtenidos para el águila imperial ibérica (Aquila adalberti), la rapaz más amenazada del planeta.
Miguel Ferrer, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, presidente de la Fundación Migres y uno de los principales expertos internacionales en grandes aves rapaces, resalta la importancia de la implantación de medidas antielectrocución en espacios naturales.
En Doñana la corrección de tendidos eléctricos redujo en un 95 por ciento las muertes de distintas especies de aves por electrocución (pasando de 6.000 aves electrocutadas al año a menos de 300) y en un 91 por ciento las muertes por colisión (pasando de 171 aves muertas por kilómetro y año a tan solo 21 por kilómetro y año).
En España, desde 1974, se han corregido en Andalucía 6.560 postes de diseño peligroso a lo largo de 1.446 kilómetros de líneas eléctricas y, entre otras consecuencias, la mortalidad se ha reducido extraordinariamente en una media general del 80 por ciento anual, lo que supone que 15.000 aves al año evitan la muerte en los tendidos eléctricos, entre ellas más de 1.100 aves de presa.
El águila imperial ibérica es una de las rapaces más escasas y amenazadas del planeta, siendo su población actual de aproximadamente 300 parejas. Su principal causa de mortalidad era, antes de las correcciones de los tendidos eléctricos, la electrocución (afectando principalmente a las hembras), seguida entre otras del uso de venenos y el declive de su principal presa, el conejo, afectado por enfermedades de tipo vírico.
Estos datos negativos motivaron que, desde Endesa, se adoptaran las primeras medidas correctoras diseñadas por el CSIC para proteger a las aves de los tendidos eléctricos, consiguiendo un espectacular aumento de la supervivencia de las jóvenes águilas imperiales, que pasó del 17 por ciento hasta casi el 80 por ciento en los primeros seis meses de vida.
El Mundo Ecológico