Los hechos más sorprendentes sobre el uso del plástico

El acero, el cemento y el plástico, los principales culpables de la huella de carbono

Los tres principales culpables de la huella de carbono manufacturera son el acero, el cemento y el plástico. Producir una tonelada de acero y una tonelada de cemento supone alrededor de 1,8 y 1 toneladas de dióxido de carbono, respectivamente.

Este es el motivo por el que el acero y el cemento suponen un 8% y un 4,5% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. El principal inconveniente del plástico es lo que más valoramos de él: no se degrada.

El plástico es una de las principales fuentes de contaminación medioambiental (Fuentes: Bill Gates, How to avoid a climate disaster, 2021; Mike Berners-Lee, How bad are bananas?, 2020).

Los hechos sobre el cambio climático crean una larga lista de malas noticias. La buena es que, al ser el comportamiento humano el que provoca el cambio climático y los daños medioambientales,  los humanos podemos impedir más daños modificando nuestro comportamiento. 

Datos llamativos para reflexionar sobre el plástico

¿Cómo frenar la huella del plástico?

Es evidente que no hay una pócima mágica. Este problema tiene tantas facetas que es necesario que pasen muchas cosas a la vez. Precisamente en ello puede residir parte del reto, ya que nos enfrentamos a una “tragedia de los bienes comunes”: nuestros hábitos dañan el medio ambiente, pero nadie es individualmente responsable de arreglarlo. 

Para nosotros, como individuos, puede resultar muy tentador pensar que esto es “muy difícil” o que “es imposible que yo pueda cambiar las cosas”. Pero la realidad es que cada uno de nosotros debemos cambiar muchísimos aspectos de nuestras vidas y hábitos cotidianos.

En este sentido, con pequeños gestos individuales podemos avanzar mucho: reduciendo los plásticos de un solo uso, como tazas o pajitas, o limitando la cantidad de plástico que desechamos, por ejemplo, usando bolsas reutilizables en lugar de bolsas de plástico, y utilizar contenedores rellenables y reutilizables (¡incluso si son de plástico!).

Quizás no podamos cambiar lo que suceda en las dos próximas décadas, ya que nuestras acciones pasadas ya lo han sellado. Pero podemos cambiar lo que suceda en la segunda mitad de este siglo, que es el futuro en el que vivirán nuestros hijos. Es por ello que debemos centrarnos en la adaptación y mitigación del cambio climático con estos pequeños gestos.

Anastasia Petraki, directora de Análisis Político de Schroders

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