Todas las energías verdes son renovables, pero no todas las renovables son verdes
Existe cierta confusión y conviene aclarar los términos. El cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); la transición hacia formas más sostenibles de producirla y la actual crisis energética, han hecho que cada vez se hable más de energía.
No solo en los medios de comunicación, sino también en el día a día de las personas. Así, para referirse a ella se utilizan constantemente términos como limpia, renovable, sostenible o verde que, aunque a menudo se emplean como sinónimos, lo cierto es que no significan lo mismo.
Todas las energías verdes son renovables, pero no todas las renovables son verdes, dado que algunas de estas últimas tienen un cierto impacto ambiental en su generación. Además, la energía verde tiene que ser también limpia y sostenible, como la solar, eólica, hidráulica, geotérmica, marina, biomasa y biogás.
Se ha contribuido desde las propias instituciones europeas cuando a principios de 2022 se empezó a debatir si el gas natural y las nucleares debían o no formar parte de la llamada Taxonomía de la Unión Europea; es decir, del listado que recoge todas aquellas actividades económicas consideradas ambientalmente sostenibles.
Conceptos clave en el consumo de energía
Estas actividades no son sostenibles, primero; por sus emisiones de CO2; segundo, por producir residuos peligrosos durante miles de años y por su riesgo medioambiental. En estas dos ideas es donde para POWEN, compañía de autoconsumo energético a través de instalaciones solares fotovoltaicas, está la clave para distinguir todos estos conceptos.
Energías limpias: Todas aquellas fuentes de energía en cuyo proceso tanto de extracción como de producción apenas se generan emisiones de gases de efecto invernadero como CO2 y, por tanto, apenas tienen impacto en el medioambiente.
Energías renovables: Este concepto tiene otra implicación bien distinta y se refiere aquellas que provienen de recursos naturales inagotables como el viento, la fuerza de las mareas, biomasa el calor de la Tierra y, por supuesto, del sol. La diferencia está en que en algunos casos puede contaminar al generar residuos en su producción o utilización.
Energías verdes: Por último, el término verde es la suma de los dos conceptos anteriores. Tienen que ser limpias, procedentes de fuentes 100% renovables e inagotables y, además, sostenibles para que su impacto en el medio ambiente sea cero.
Energías limpias que no contaminan
Tres conceptos para tres ideas diferentes y que no siempre tienen por qué estar relacionados o ir de la mano. De este modo, la energía solar, tanto termosolar como fotovoltaica, es limpia porque se obtiene mediante la explotación de recursos naturales que no emiten gases de efecto invernadero ni contaminan.
También es renovable, puesto que el sol es un recurso natural e inagotable a escala humana, aunque es intermitente. Por tanto, no hay duda, la energía solar es verde. Lo mismo sucede con la eólica o la geotérmica: limpias, renovables y verdes.
Sin embargo, otras tecnologías de generación eléctrica que también son consideradas como tales, en realidad, no lo son. Por ejemplo, la biomasa, que es renovable, no se la considera 100% verde o limpia porque en su combustión genera y emite CO2 a la atmósfera.
En el caso del hidrógeno verde, que solo debería incluir en su nombre este color si la electricidad necesaria para que tenga lugar el proceso de electrólisis es generada mediante fuentes renovables. Todas juegan un papel fundamental en la descarbonización de la economía para alcanzar los objetivos marcados en el Acuerdo de París.
El Mundo Ecológico / Powen