En estos primeros días de mayo en los que nos acercamos al aniversario de los acontecimientos del 15M y en los que las movilizaciones políticas y sociales están ahora a la orden del día, me paro un momento a buscar relaciones entre el medio ambiente, la ecología y el movimiento Democracia Real Ya.
Tan solo un pequeño vistazo a mi memoria de aquellos días no me reporta ningún resultado relevante de haber oído o leído alguna propuesta que destacara encaminada a la protección del medio ambiente. Bien es verdad que en la gran cantidad de mensajes que surgieron del movimiento es difícil, excepto para aquellos que lo vivieron en primera persona, realizar un listado claro de memoria. Me veo obligado a echar mano al manifiesto. No recordaba que en el primer punto se encuentra el concepto de “sostenibilidad ecológica” y en el sexto se hace mención al despilfarro de recursos.
En mi mapa mental del recuerdo, aparece la conexión entre el 15M y el partido de Uralde, EQUO, como la vinculación más latente de este ejercicio al recordar que era la única formación que era aceptada por Democracia Real Ya y que apoyaba sin cautela el movimiento.
Luego me he visto explorando la red entrelazando los términos 15M y ecología: se ven pocos resultados en este sentido.
Dicho esto, apartando mis simpatías y antipatías por todo esto -reconozco que tengo contradicciones- podremos resumir que todo giraba aparentemente en la mejora del sistema y en propugnar otro modelo más justo.
En estas fechas en las que vivimos de movimientos sociales más intensos, veremos cómo se materializa el descontento en el próximo 12M y quiénes aprovechan esta nueva etapa, se está apartando del punto de mira el delicado momento ambiental que estamos atravesando. En toda esta mezcla, en este hervidero social, no se divisa (ni se sensibiliza al ciudadano) que gran parte de nuestro futuro económico y ecológico se está decidiendo ahora, a causa de nuestra huella en el entorno. Los políticos parece que se reúnen en Río para lograr algo muy difícil: salvar el mundo en el que vivimos. Todo esto suena muy lejano y sin embargo estamos al límite, no lo olvidemos.
Hace falta otro movimiento social más fuerte que deje a la política a un lado, que apoye todo guiño, toda acción y cualquier propuesta encaminada a la protección ambiental. Aclaro, y es duro decirlo, “protección ambiental” y no cuidado del Planeta, porque lamentablemente es ya una gran diferencia a estas alturas de la Historia. Cualquier iniciativa, social, privada o pública, por encima de colores políticos y de etiquetas ideológicas, que movilice la conciencia de todos debe ser bienvenida y practicada.
¿Nos daremos cuenta de que el futuro se va a ver hipotecado por los daños en el medio ambiente que se realicen, por los actos individuales de cada uno de nosotros? Todo aquello que no salvemos o preservemos repercutirá en los hábitos futuros y en nuestras carteras. ¿Debemos demandar a los sistemas productivos más eficiencia, más coherencia a los gobiernos y a la sociedad más actos encaminados hacia una #ecologíarealya?
@AntonioQuilis