La única bodega submarina del mundo destina el 10% de sus beneficios a estudiar el mar
Cuando el responsable de una bodega nos relata que para visitarla hay que subirse a un barco y enfundarse un traje de buceo, sabemos ya que estamos ante una historia muy singular y que merece ser contada. Y todavía nos llama más la atención cuando nos descubren que, además de tener un enólogo que cata sus vinos como en cualquier instalación vinícola, también cuentan entre sus empleados con… ¡un equipo de biólogos!
Esta es parte de la historia de Crusoe Treasure, la única bodega constituida como arrecife artificial del mundo y que, además, tiene en su filosofía empresarial el cuidar y monitorizar la vida submarina que acontece alrededor de la las cubas y botellas sumergidas.
Esta bodega, que se encuentra situada en la Bahía de Plentzia, en la provincia de Bizkaia, destina el 10% de sus beneficios a proteger el medio marino, investigando cómo un arrecife artificial puede beneficiar el entorno y también a monitorizar el impacto del cambio climático en las aguas cántabras. La bahía atesora los caldos que un grupo de personas tratan con esmero y que decidieron hacer realidad, allá por el 2008, algo que parecía sacado de una novela de aventuras y náufragos: transformar los vinos bajo el agua, como si estuvieran durmiendo en un pecio esperando a ser descorchados. Según nos cuenta, Borja Saracho, su gerente y fundador, el resultado es un vino sorprendente…
Entrevista en Cadena SER Madrid Norte / Madrid Sur
Nacho López Llandrés y Antonio Quilis Sanz entrevistan a Borja Saracho en el programa Hoy por Hoy de Cadena SER donde sabremos más acerca de la bodega Crusoe Treasure.
El Mundo Ecológico