¿Cómo de realista es el cambio que propone el primer gobierno izquierdista de Colombia?
Colombia ha estado gobernada por la derecha uribista desde el año 2002. Por primera vez, de una manera democrática, el país da un giro hacia la izquierda. La victoria del ex guerrillero Gustavo Petro contra el populista Rodolfo Hernández en las polarizadas elecciones del 19 de junio, simboliza un hecho histórico.
Las propuestas de Petro contra el cambio climático y del medio ambiente, no han estado exentas de controversia. Entre éstas, destaca la transición energética hacia las renovables para acabar con el uso de combustibles fósiles a medio y largo plazo, detener la exploración fósil, y «democratizar» las tierras para desarrollar su productividad.
La transición energética no solo es un reto nacional, el mundo debe actuar urgentemente contra el cambio climático. Parte del país teme que el nuevo presidente ponga en riesgo la economía, que depende en gran medida del crudo y ha tenido uno de los crecimientos más altos en los últimos años, pero, desafortunadamente, más desiguales.
Plan de transición hacia las energías renovables
Colombia basa su economía en la exportación de materias primas no renovables como el petróleo. Petro quiere acabar con los proyectos de fracking y prohibir nuevas licencias para la exploración de petróleo. Uno de sus objetivos principales es detener a largo y medio plazo la industria petrolera, lo cual no podría ser posible a corto plazo.
El presidente electo propone un plan de transición energética con una duración estimada de 15 años, sin embargo, expertos aseguran que esta estimación puede resultar muy costosa. La dificultad radica en que la economía depende en gran medida del crudo y una de las mayores exportaciones de Colombia son los combustibles (60,8%).
Respecto a la propuesta de Petro, Jairo Serrano, especialista en plantación eléctrica y energética de XM, administrador del Mercado de Energía Mayorista de Colombia, señala que «no podemos olvidar que esto no es una invención de Petro, esto es algo que el mundo está imponiendo».
Serrano hace referencia a los acuerdos internacionales que buscan la transición energética en el mundo, porque Colombia tiene que adaptarse a los nuevos retos globales al igual que el resto de países.
El país cuenta con proyectos como fuentes eólicas, solares y fotovoltaicas que se espera que puedan sustituir gradualmente a los combustibles fósiles.
Propuesta de reforma agraria
La concentración de la tierra es una de las razones principales de pobreza rural en Colombia. El 52% de las tierras están en manos del 1.5% de la población. Petro propone democratizar la tierra, y poner a trabajar la que no está produciendo, para incentivar su actividad económica de manera sostenible.
La derecha alega que esta medida se trata de expropiación. Petro en su defensa, ha expresado que a diferencia de Venezuela, que solo ha dependido del petróleo, pretende que Colombia dependa de la agricultura, la industria y el turismo, «quien llevó a Colombia a depender del petróleo y quieren seguir manteniendo la dependencia política del petróleo, son precisamente, mis rivales políticos».
Aunque Petro ha ganado y tiene una alta representación en el senado y la cámara, no llega a la mayoría absoluta para aprobar sus propuestas más ambiciosas. Muchos de sus proyectos podrían no llegar a cumplirse. La rama legislativa ejerce un gran contrapeso, ya que aún está compuesta por muchos conservadores.
Uno de los mayores temores que genera Petro en el país, es su simpatía por Hugo Chávez, el responsable de eliminar la democracia en Venezuela. Petro ha tratado de desprenderse de esa imagen.
El presidente electo, economista especializado en medio ambiente, lucha por reformas que ayuden a la igualdad y a una economía sostenible de la mano de Francia Márquez.
La primera vicepresidenta afroamericana del país
Francia Márquez, activista medioambiental y feminista colombiana, llega al gobierno siendo la primera vicepresidenta de color del país. Todo esto después de convertirse en la tercera candidata más votada de las primarias de los partidos en el 2022, y tras haber recibido un premio Goldman en el 2018 por su lucha contra la minería ilegal.
La vicepresidenta, escaló en la política bajo un contexto en el que ha lidiado contra la discriminación estructural de Colombia. Nació en la región del Cauca, una zona marcada por la pobreza y trabajó como ama de casa y minera mientras costeaba sus estudios en derecho.
Mediante el activismo, Márquez detuvo la explotación de la minería ilegal en su región, razón por la que ganó el premio Goldman en el 2018, también conocido como el «Nobel ambiental». En el 2009, denunció la minería ilegal, porque estaban contaminando el río Ovejas que su comunidad ha ocupado desde 1636.
Márquez recibió una respuesta favorable por parte de la corte suprema de justicia y tuvo que abandonar su región, debido a las amenazas recibidas. En ese año, el 80% del oro minado colombiano anual, se producía ilegalmente con actividades que causaban destrucción ambiental en el país.
El Mundo Ecológico / Esteban Varon