Ir en bici no sólo no es peligroso, sino que además hace descender la siniestralidad
Los pasados días 9 y 10 de febrero se celebraron en Madrid las Jornadas Ciudades en Bicicletas, organizadas por el Ayuntamiento de Madrid con el apoyo de la creciente Red de Ciudades en Bicicleta. Como nos trasladaron los propios organizadores, estas jornadas han permitido “presentar experiencias de ciudades de todo el mundo que han afrontado el reto de mejorar la calidad urbana a través de la movilidad ciclista, y abordar temas y discusiones fundamentales, como el diseño de calles e infraestructuras, la integración de las periferias, la intermodalidad con el transporte público, la percepción de la seguridad, los cambios en la cultura y las estrategias comunicativas que facilitan la transición a otra forma de movilidad”. Algunos de los elementos clave que se trataron (la transformación de Nueva York, la eterna cuestión de la “intermodalidad”,…), ya los recoge Carlos Fresneda en este estupendo post. No es cuestión de repetirlo aquí. Además, a través del hashtag #CiudadesEnBicicleta se puede tener muy fácil acceso al debate que se trasladó al mundo virtual.
Me detendré tan sólo en un par de cuestiones que me parecen importantes. En primer lugar, el mito de que ir en bici es peligroso. Se trata de algo que nos inculcan en la cabeza desde bien pequeños, y que impide que mucha gente se anime a coger la bici. John Adams, del University College de Londres, fue la persona encargada de poner los puntos sobre las íes en relación a esta gran falacia. Ignacio Ramos, de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, captó con su móvil el momento en el que John ilustraba gráficamente su argumentación:
Efectivamente, ir en bici no sólo no es peligroso sino que además hace descender la siniestralidad, pues muchas bicis en la ciudad generan un mayor calmado o pacificación del tráfico (Alfonso Sanz es uno de los grandes especialistas en la materia: os recomiendo este vídeo para ir abriendo boca, y luego este libro si queréis abundar más), al aumentar su visibilidad y hacer descender la diferencia de velocidad entre los modos motorizados y los no motorizados. Ello redunda en una mayor calidad y habitabilidad del espacio urbano. Nuestro amigo Pedro Bravo, también presente en las jornadas, ya había denunciado esto de meter miedo al personal, en un post muy abundante en datos y de muy recomendable lectura.
En segundo lugar, el eterno debate de la disputa por el espacio, particularmente cuando se lleva al terreno de los conflictos entre peatones y ciclistas. Alberto Castro arrojó mucha luz al asunto en su exposición. El conflicto está viciado de fondo. Como decíamos en el post anterior, la movilidad sostenible es sobre todo movilidad no motorizada. Se han de primar por tanto los desplazamientos tanto a pie como en bicicleta, y que este incremento provenga de un descenso en el número de desplazamientos en modos motorizados (hay que limitar el uso del coche). Peatones (deberíamos decir en realidad viandantes) y ciclistas son aliados en un modelo de movilidad urbana que quiera tender hacia la sostenibilidad. Los conflictos entre ellos (que por cierto no son tantos como pregonan algunos, y desde luego son muchos menos que los que hay entre coches/motos y viandantes, y de los que no se habla tanto) son debidos siempre a la pretensión de integrar la bicicleta sin poner en cuestión la supremacía del coche, sin alterar el reparto del viario que se destina al mismo. De ahí que se pretendan encajar vías ciclistas al lado de aceras indignas, por ejemplo. Cuando por el contrario se toman medidas a favor tanto de los viandantes como de los ciclistas, en el marco de un plan de movilidad urbana que racionalice y limite el uso del coche, desaparecen los conflictos entre modos no motorizados. Me gustó mucho la intervención de José Antonio Cebrián, director del Plan Andaluz de la Bicicleta 2014-2020 y compañero de A Contramano: “peatones y ciclistas no tenemos que pelearnos por una baldosa, no tenemos que negociar entre nosotros. Con quien tenemos que negociar es con el coche, yendo nosotros de la mano para ocupar el grueso de la solería”. Sus palabras arrancaron una ovación.
Afortunadamente se están haciendo importantes avances en multitud de ciudades españolas. Aún queda mucho por hacer, no obstante. Y como muestra vean el siguiente botón, donde se establece la valoración de diversas ciudades españolas en relación a una serie de parámetros. Por cierto, fue el tuit más ampliamente retuiteado de todas las jornadas.
Madrid se ha incorporado imperdonablemente tarde a esto de fomentar la bicicleta, y va por tanto en el furgón de cola. Aunque también es justo decir que ha tomado medidas valientes y novedosas (su peculiar sistema de bicicleta pública, BiciMAD, por ejemplo). Dentro de unos años, seremos testigos de un Congreso Velocity en Madrid (el próximo es en Nantes), ¿qué se juegan?
Luis Morales Carballo
@luismorcar / @greenbiz_es