ECOAQUA participa en un estudio que concluye la pérdida de sebadales con un alto impacto en el secuestro de carbono
Tres científicos del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han participado en un estudio publicado en la prestigiosa revista Science of the Total Environment.
Este analiza los cambios en la distribución de las praderas marinas Canarias, los conocidos sebadales, y su implicación a nivel del secuestro de carbono. Una herramienta de gestión ambiental innovadora y amparada por políticas europeas.
El estudio titulado «Mapeo y estimación de los cambios en las praderas marinas y su carbono azul asociado bajo escenarios pasados, presentes y futuros», cuenta con la firma de los investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos; así como por profesores del grupo BIOCON de la ULPGC.
El objetivo es mostrar cómo los sebadales del Archipiélago canario han sufrido una regresión del 50% en su extensión y distribución en tan solo dos décadas. Esto conlleva una reducción en la capacidad para «secuestrar» carbono en sus tejidos.
¿Qué son los sebadales?
La seba es una hierba (fanerógama marina) de hasta de 60 cm de altura, rizomatosa, y enraizada en los fondos marinos. La absorción de carbono es una herramienta de gestión de los recursos naturales que promueve la valorización de hábitats con capacidad para almacenarlo.
El secuestro de carbono en los sebadales se refiere al proceso de capturar dióxido de carbono de la atmósfera en el océano. Esto ocurre también en los bosques en la tierra. El proceso ayuda a reducir la cantidad de CO2 en la atmósfera y así mitigar el cambio climático.
El estudio dirigido por el Departamento de Tecnología Química y Medioambiental de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en colaboración con la ULPGC, se integra al proyecto ‘Move on’ que modela cuatro posibles escenarios en los sebadales isleños hasta el año 2050 para estimar cómo afectarán a su capacidad para almacenar carbono.
A través de estos cálculos, el estudio lanza la advertencia de que la degradación total de las praderas supondría la emisión de carbono por valor de 126 millones de euros. Mientras que una gestión adecuada de los impactos sobre dichas praderas se traduciría en un ahorro de casi 74 millones de euros.
El Mundo Ecológico / ECOAQUA