Estaba el equipo dándole vueltas a cómo iniciar el arranque oficial de este digital. Discutíamos sobre cómo configurar las noticias y vídeos, qué poner lo primero o qué se debería de hacer dentro de lo prestablecido cuando estamos en el inicio de una aventura como la nuestra. Estábamos hablando de seguir patrones, caminos mentales ya establecidos vistos o vividos aplicando la lógica.
Seguramente no estaremos satisfechos al 100% de nuestra estrategia pero, aplicando el consenso dentro de nuestra propia organización, decidimos un orden y un método. Nuestra decisión se basa en la experiencia planificando “algo” que parece seguir un camino, un orden, una forma de hacer las cosas proyectando la experiencia pasada para programar el futuro.
Nos encontramos dentro del proceso de lo que llamamos resolver un problema con el espíritu de ser eficientes y obtener un buen resultado. En definitiva: estar satisfechos. El resultado lo verán ustedes, queridos lectores. Analizarán y aplicarán su propio discurso para etiquetarlo y verlo como bueno, malo o regular. Desde uno y otro lado, todos queremos estar satisfechos con nuestras acciones o aplicando adjetivos sobre los que han realizado otros… En definitiva, que todo esté dentro de nuestra zona de confort (aún criticando negativamente, reafirmando nuestras propias verdades), como proclaman los que se dedican al coaching…
Todo esto viene a cuento acerca de la lógica de las cosas. No paramos de escuchar que estos momentos que vivimos de crisis, cambios, indignación y ajustes nos están desviando de todas las sendas conocidas hasta ahora. Todo estos movimientos económicos y sociales plantean dudas acerca de cómo se ha llegado hasta aquí (mirando el pasado) y qué se debe hacer en el futuro. Los pensadores y las personas más preocupadas por el cómo serán las cosas en este nuevo camino hablan constantemente de cambios de paradigmas.
No hablamos de revolución industrial, ni social, ni siquiera tecnológica. Hablamos de vivir, en muchos casos sobrevivir, de una manera distinta. Todo lo conocido hasta ahora no vale. No significa que se cuestione, simplemente no es funcional, no cumple las normas de la nueva situación. En varios foros en los que he estado compartiendo inquietudes se hablaba de nuevas formas de conectar, de trabajar, de colaborar. Incluso los esquemas más sólidos están empezando a transformarse, bien aprovechando la corriente de cambio de paradigma o por desgaste, y sufren la tensión del cambio. Incluso hasta se escucha, impensable hace dos años, que la función pública deberá cambiar, adaptarse y aceptar nuevas formas de trabajo.
Creo profundamente que estamos en el inicio del cambio de paradigma en muchos órdenes. La empresa está afrontando multitud de retos y debe reciclar muchos preceptos. Está buscando el maximizar resultados ahorrando, recortando, reduciendo costes… Por otro lado debe seguir manteniendo su estatus dentro del mercado aplicando creatividad y solvencia y atender a las demandas sociales. Y, además, ser competitiva y sostenible.
Dentro de los criterios de sostenibilidad está el ser más amigable con el entorno, aplicar acciones de responsabilidad corporativa, concienciar a sus trabajadores y permitir que sus clientes opinen… La organización que mantenga una política, interna y externa, coherente y observe en el desarrollo sostenible una oportunidad de negocio deberá hacer un esfuerzo extra para seguir compitiendo. La empresa que realice un buen marketing explicando su concienciación con el medioambiente (y no hablamos de un simple lavado de cara…) será la que tenga más opciones en el futuro. Estamos hablando de respetar el entorno, a los miembros de tu organización, realizando en el segmento de mercado que nos corresponde acciones de responsabilidad… Todo en beneficio de los clientes, del entorno y de la propia empresa. Mucho esfuerzo para lograr que todo sea coherente.
En el esquema de los cambios de paradigmas estamos asistiendo a varios muy evidentes. En la Naturaleza, un sector científico vaticina que estamos a las puertas de una nueva extinción de especies a nivel planetario, una desaparición provocada por los hombres. En la economía, los gobiernos luchan por mantener el modelo de mercado que conocemos cuando ya se ha comprobado que no es válido. En la empresa se reinventan las relaciones laborales y los esquemas de colaboración con los proveedores. Las más inteligentes serán las que vean venir estas nuevas formas de trabajo y networking.
En la sociedad todo esto se traduce en movimientos aparentemente apolíticos o liberadores cuestionando cada vez más la gestión política. Y algunos movimientos, no mayoritarios pero que marcan tendencias, desean un cambio de conciencia en todos estos niveles para lograr un cambio en todos los órdenes.
En estas estamos. Los principales responsables de velar por un mundo mejor y una actividad humana más sostenible tienen que entenderse. Las empresas, como transformadores y proveedores de bienes a la sociedad, y los habitantes del planeta azul, como consumidores y prescriptores responsables. Y en medio los políticos/gobiernos. Nosotros, desde aquí, aportaremos la energía que humildemente podamos para dar luz a los acontecimientos.
Antonio Quilis Sanz
Director de El Mundo Ecológico