Bicicletas eléctricas, auténtica revolución social

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Ayudan a mantenerte en forma, aumentan la movilidad sostenible y promueven el comercio de proximidad

La movilidad sostenible es un término que cada vez suena más en nuestras sociedades avanzadas. Al oír esta palabra, a muchos les viene a la cabeza el coche eléctrico o los medios de transporte como grandes soluciones para detener las crecientes emisiones de gases contaminantes.

A pocos, o a no muchas personas, les viene la imagen de la bicicleta como medio de transporte alternativo, como otro gran remedio para mitigar la contaminación de las grandes ciudades. Tampoco enlazan en sus pensamientos que la bici es un vehículo que tiene muchas más ventajas que las de desatascar las calles y no echar humo, también mueve el corazón y hace más cercanos a los ciudadanos.

Tenemos pues una gran herramienta que no sólo sirve para desplazarse, sino que promueve también otros aspectos que son muy importantes en el plano social, medio ambiental y comercial. Dentro de esta vuelta al desplazamiento sostenible sobre las dos ruedas aparece una pequeña revolución social que está cambiando muchos aspectos de este medio de transporte…

Hablamos de la aparición de la bicicleta eléctrica, que está decidiendo y cambiando multitud de hábitos y que cada vez tiene mayor aceptación entre el público que decide moverse por las ciudades y el campo.

Cada vez más eléctricas

En términos económicos en España se vendieron más de 24.000 e-bikes en 2015, casi un 40% más que el año anterior. La evolución positiva dentro del sector es la más fuerte, según los datos de AMBE, con respecto a los demás tipos de bicicletas (montaña, carretera…).

La bici eléctrica, o también llamada pedelec, se vale de un motor de 0,25 kilovatios (medio CV de potencia) que ayuda al pedaleo, proporciona una asistencia cuando se mueve los pedales. Ésta ayuda deja de funcionar si no pedaleamos o superamos los 25 kilómetros por hora y nos “da alas” para afrontar las cuestas sin sudar.

A efectos legales, es una bicicleta cuando deja de ayudar a los 25 km/h y si no supera los 250 vatios. Si estos parámetros son superados, si tiene acelerador o no hace falta pedalear, es considerado como otro vehículo eléctrico, como un ciclomotor eléctrico, y en este caso requerirá una homologación, matriculación, carné y casco correspondiente y tampoco podrá circular por carriles bici.

Autonomía y consumo

El motor eléctrico nos da una autonomía media de 50 kilómetros con un coste aproximado de cuatro céntimos con una huella de carbono mínima y con un uso que ayuda a descongestionar las ciudades.

Y en cuanto a temas impositivos, no pagan impuesto, ya que la compra de las eléctricas se ve beneficiada con los planes de incentivos estatales al medio ambiente (PIMA).

La mitad de todos los desplazamientos que se realizan en coche son de 5 km o menos. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental, las emisiones de CO2 de un automóvil son alrededor de 40 veces superiores que las de una bicicleta eléctrica. Así, mediante el uso diario de una eléctrica en lugar de un coche para distancias cortas, se está protegiendo el medio ambiente, al tiempo que viajamos de forma más tranquila y económica.

¿Se hace ejercicio con una eléctrica?

Todos los estudios llevados a cabo demuestran que sí, que se hace deporte, de una forma suave y continua. La ayuda en el pedaleo anima a los más sedentarios, débiles o perezosos a enfrentarse con las calles y las rutas. Para aquellas personas que son habituales de este medio hagan mayores distancias.

El uso de una bicicleta eléctrica es una actividad fácil y de bajo impacto que tiene el potencial de tener un efecto importante en la salud pública. Ayuda a reducir el riesgo de una serie de problemas de salud, en particular la enfermedad cardíaca y el cáncer, las principales causas prevenibles de muerte prematura.

Gracias a la facilidad en el pedaleo, también se está extendiendo el uso en aquellas personas que por problemas de salud como lesiones articulares, problemas de espalda o respiratorios han optado por la bicicleta eléctrica como una alternativa para no dejar de montar.

El pedaleo asistido ayuda a que los músculos no tengan que esforzarse más de la cuenta, aliviando la carga en rodillas y ligamentos. Por ello, personas que no han hecho ejercicio en mucho tiempo o quienes estén en rehabilitación por lesiones son los usuarios perfectos para ponerse en forma con ellas.

Los estudios han demostrado que las personas que van en bicicleta al trabajo experimentaron una tasa de un 39% menor de mortalidad por todas las causas en comparación con aquellos que no lo hicieron.

El efecto en las mujeres y en los mayores

Un estudio noruego ha llegado a la conclusión que las bicicletas eléctricas hacen que las personas realicen distancias más largas y con más frecuencia y que el efecto fue más fuerte en las mujeres.

Según el estudio, “la gente viaja dos veces más en la bicicleta eléctrica (comparada con una bicicleta normal), tanto en términos de kilómetros y en cantidad de viajes. El efecto de tener una bicicleta eléctrica fue particularmente fuerte entre las mujeres. Hicieron muchos más viajes con sus bicicletas eléctricas que los hombres. Éstos, por otro lado, a menudo las usaban para viajes más largos”.

Salud y bici eléctrica

Las bicicletas eléctricas son especialmente recomendables para aquellos que tienen algún tipo de movilidad reducida, como es el caso de las personas mayores. Es obvio que el mantenerse activo les beneficia y se les recomienda practicar un ciclismo suave y de corte urbano.

Algo muy positivo para la circulación, para el mantenimiento de la masa muscular, para evitar anquilosamientos a nivel articular y de la columna y cómo no, para la salud mental de los pacientes.

No todo es salud física. Realizar trayectos diarios en bicicleta eléctrica también es una buena medida para la sociabilización de las personas mayores, ya que el hecho de no tener que pedalear continuamente, les permite salir en grupo y estar todos a la misma altura de rendimiento según sus capacidades y dificultades, es decir que nadie tiene porqué quedarse descolgado del pelotón.

Este hecho hace que el rango de edad medio en el uso de bicicletas se abra mucho más gracias a la incorporación de las bicis con pedaleo asistido.

Mejora la movilidad y el comercio local

Una vez que te has montado en una eléctrica los hábitos cambian para las personas y también impulsa los negocios locales. El desplazarse por el barrio o al trabajo hace que se descubran nuevos rincones de tu ciudad, conozcas más a la gente de tu barrio y aumenta la posibilidad de que se efectúen las compras de cercanía. El motor eléctrico ayuda a que la carga de la compra sea fácil de transportar sin tener que hacer un esfuerzo extra.

Sin duda, comprar en bici aumenta la probabilidad de negocio, tan solo con pensar que donde aparca un coche estacionan doce bicis…

Los ayuntamientos están apostando por dar una alternativa de transporte sostenible y crean su propia red de bicicletas para fomentar todo lo descrito hasta ahora. Madrid, ha sido una gran pionera en España y arriesgarse a incorporar masivamente bicis eléctricas y, a pesar del inicial fracaso en la gestión privada, ha garantizado el servicio con la compra de la compañía por parte de la EMT. También, como prueba de que la movilidad eléctrica sobre dos ruedas tiene recorrido, nos podemos fijar en la ciudad de Barcelona que actualmente está en fase de pruebas de transformar a eléctricas su servicio de bicis.

Como hemos podido comprobar , todo lo que rodea a la bici eléctrica responde a un movimiento positivo. Ya lo dijo Eisntein, “la vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando”. Prácticamente igual que con las bicis eléctricas, si quieres que funcione, pedalea…

El Mundo Ecológico

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