Taschen recoge en una magnífica obra la experiencia vivida por el fotógrafo con las tribus y en la selva durante años
El primer impulso al recibir este impresionante libro de Sebastião Salgado es el de devorar, recrearse desordenadamente, las más de 400 instantáneas cuidadosamente recogidas en «Amazônia». Buscando cuál es la más bella, las más impactante o la que pueda quedarse para siempre fijada en tu retina. Difícil. Imposible.
Pero, cuando uno se serena ante tal despliegue fotográfico, empieza ordenadamente a empaparse de su contenido. Como todo buen lector, uno acaba disfrutando muchísimo más en las primeras hojas, en el prólogo de un fotógrafo universal que nos cuenta sus prolongadas estancias en la región amazónica de Brasil.
Entre las manos uno se deleita con una cuidada obra de Taschen, editada, concebida y diseñada por Lélia Wanick Salgado que está dedicada «a todos los pueblos indígenas del laboratorio natural más grande del mundo».
Un tesoro irremplazable
Durante seis años, Sebastião Salgado viajó por la Amazonia brasileña y plasmó la inigualable belleza que atesoran el bosque, los ríos, las montañas y sus habitantes, «un irreemplazable tesoro de la humanidad». Se trata de un proyecto vital que transcurre en largas estancias entre tribus protegidas por la increíble labor de la Fundación Nacional del indio (FUNAI).
Resalta el autor que la Constitución brasileña de 1985 reconoció territorios y la protección de los pueblos indígenas. Desde entonces el 26% de la Amazonia (el 13% del territorio del país) se ha reservado para el uso de las comunidades indígenas.
«Y los resultados son alentadores: según imágenes tomadas por satélite -en comparación con el daño que han sufrido los terrenos privados, los gigantescos parques nacionales y las tierras públicas de propiedad estatal-, en las reservas indígenas apenas se han producido incendios o deforestación. Sin ninguna ayuda externa, la mayoría de los grupos indígenas han preservado las condiciones prístinas de estas reservas naturales», reflexiona Salgado.
Este inmenso paraíso, comprimido en unas intensas fotografías en blanco y negro, «es la última frontera, un universo misterioso donde el poder de la naturaleza se puede sentir como en ningún otro lugar de la Tierra. Aquí, hay un bosque que se extiende hasta el infinito y que contiene una décima parte de todas las especies vegetales y animales existentes», describe Salgado.
Tras las huellas de los pueblos indígenas
Salgado visitó a docenas de tribus indígenas que viven en comunidades repartidas por la mayor selva tropical del planeta. Documentó la vida cotidiana de los yanomamis, los asháninkas, los yawanawás, los suruwahás, los zo’és, los kuikuros, los waurás, los kamayurás, los korubos, los marubos, los awás y los macuxis: sus estrechos lazos familiares, cómo cazan y pescan, cómo preparan y comparten las comidas, su maravilloso talento a la hora de pintarse el rostro y el cuerpo, la importancia de sus chamanes, sus danzas y rituales.
Sebastião Salgado dedica este libro a los pueblos indígenas de Brasil: «Deseo, con todo mi corazón, con toda mi energía, con toda la pasión que hay en mí, que en 50 años este libro no sea un recuerdo de un mundo perdido. La Amazônia debe pervivir».
La tremenda fuerza de cada instantánea, el contenido documental de este libro, la labor didáctica de las palabras de Salgado se entrelazan y aportan un incalculable valor a una región que debe de ser protegida y cuidada universalmente.
Director de El Mundo Ecológico